“Es
bueno ver a los niños tocando juntos, sorteando las barreras sociales y
políticas existentes en Jamaica. No es común que comunidades distintas se
mezclen, sin embargo, lo hacen en este programa” (Instructor, Jamaica).
Esta
iniciativa fue seleccionada por tratarse de un esfuerzo regional que beneficia
a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes de varios países del Caribe. En el
marco de este proyecto, la cooperación internacional aprovecha la experiencia
del programa de Coros y Orquestas de Venezuela, para proponer y dar vida a un
programa de educación donde las artes construyen espacios de encuentro, de
convivencia y de revaloración de las habilidades artísticas y del trabajo en
colaborativo. La educación en artes, particularmente la orquestal y coral, se
reconoce como parte fundamental del desarrollo social, al ser considerada como
un elemento básico capaz de lograr en los estudiantes de escuelas de educación
básica, un cambio de autopercepción, convivencia, seguridad personal y
confianza en el futuro.
QUÉ BUSCA
A través de
una actividad sistemática de entrenamiento orquestal y coral, que aprovecha los
talentos y fortalezas de niños, niñas y jóvenes, esta iniciativa busca favorecer
el desarrollo de un enfoque que mejore sus posibilidades de utilizar
positivamente el tiempo libre y así reducir los factores de riesgo asociados a
la ocurrencia de actos de violencia juvenil.
A QUIÉN SE DIRIGE
Esta
iniciativa contó con la participación de doscientos cuarenta (240) niños,
niñas, adolescentes y jóvenes de 10 a 18 años de edad, que se encuentran en
situación de riesgo y que asisten a la escuela primaria (hasta sexto grado),
media (7º a 9º grado) y secundaria (10º a 12º) en Puerto Príncipe, Haití;
Kingston, Jamaica; y Castries, Santa Lucía; todas ciudades que fueron evaluadas
por el PNUD como las que tenían el más alto índice de violencia en la región
del Caribe.
En qué consiste
Los niños,
niñas y jóvenes participantes reciben clases de música y de canto a través de
una metodología que les permite no sólo aprender música, sino también formarse
en términos de disciplina y trabajo colaborativo.
QUÉ HA LOGRADO
El programa aporta habilidades
fundamentales transferibles al mercado laboral y a la transición
escuela-trabajo.
La metodología innovadora de práctica
grupal de orquesta aporta a los jóvenes principios y valores directamente
relacionados con la educación para una ciudadanía democrática, tales como el
reconocimiento y respeto por el otro, la colaboración, la participación y el
respeto por la autoridad.
PARTICIPACIÓN COMUNITARIA
Los niños, niñas y jóvenes participan
en la misma puesta en práctica del programa:
- Eligen su instrumento y opinan sobre la música que van a interpretar;
- Establecen una relación estrecha con sus comunidades a través de la realización frecuente de conciertos.
- Participan en la evaluación de impacto, junto con sus padres y docentes.
PERFIL DE LOS DOCENTES
Para la implementación del proyecto
se realizó una selección de un equipo de coordinadores e instructores locales.
Esta selección, llevada adelante por un equipo de especialistas pertenecientes
al Sistema de Orquestas de Venezuela, el Programa Batuta de Colombia, y la
YOA-Orquesta juvenil de las Américas, con el apoyo de facultades de música y
conservatorios locales, se realizó a partir de una convocatoria nacional la
cual enfatizaba en la búsqueda de recursos humanos que tuvieran no sólo los
mejores perfiles de conocimiento musical, sino también una excelente capacidad
de relacionamiento con niños, niñas y adolescentes.
INVERSIÓN Y FINANCIAMIENTO
El costo para la
implementación de la primera etapa fue de ochenta mil (80,000) dólares por
centro. A partir del tercer año, el costo se fue reduciendo hasta llegar a treinta
mil (30.000) dólares por centro.
El
financiamiento provino por parte del gobierno de la República de Corea, el
fondo multilateral para proyectos de la OEA (FEMCIDI), el gobierno de China, y
los sectores privados locales.
CÓMO SE EVALÚA
Y CUÁL HA SIDO EL RESULTADO
La evaluación
fue llevada a cabo consultores de la Universidad de De Paul en Chicago y de la
Universidad de Harvard. Se han
realizado cuestionarios a grupos de intervención y grupos de control, así como también
sesiones grupales con participantes, maestros y padres.
Los análisis preliminares de impacto sugieren que el Programa
contribuye con los siguientes avances:
-reducción
de sentimientos de ira en los jóvenes (53% en Jamaica, 33% en Haití; -reducción
de su comportamiento agresivo (79% en Jamaica, 73% en Haití),
-mejora
en su entorno social hacia relaciones más saludables (77% en Jamaica, 35% en
Haití
-incremento
en sus aspiraciones educativas (19% en Jamaica, 8% en Haití).
¿EXISTEN
FACTORES DE RIESGO?
Uno de los
factores de riesgo identificados se relaciona con no poder contar con recursos
humanos locales para recibir la capacitación en metodología de enseñanza y
llevar adelante el programa. Otro factor de riesgo se vincula con la
sostenibilidad, ante la dificultad en algunos países participantes de obtener
compromisos financieros a largo plazo por parte de los sectores público y
privado locales.
Un tercer
factor de riesgo identificado da cuenta del potencial impacto que situaciones
relacionadas con determinados escenarios políticos y de seguridad a nivel
local, podrían tener en la participación de los niños, niñas y jóvenes en el
programa.
RETOS
La asistencia
técnica y financiera ha sido provista hasta ahora por parte de la OEA. El reto
para estos centros está vinculado con la capacidad de volverse
auto-sustentables, y que, en algunos casos, incluso puedan expandir su
cobertura.
CAPACIDAD DE
MULTIPLICACIÓN
Una vez consolidado el desarrollo de la iniciativa en términos
metodológicos, es posible replicarla en otros espacios.
Por otra parte, la capacidad de ampliar el alcance de esta iniciativa en
el Caribe, dependerá de los fondos disponibles que permitan hacer crecer el
número de participantes.
RESPONSABLE: Mariano
Vales, Organización
de los Estados Americanos, mvales@oas.org.
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